El retrato.

 


Una tarde se aproximó con sigilo. Siempre caminaba por la acera de enfrente mirándola de lejos mientras ella leía sentada en aquel banco del parque. Él nunca se atrevía a acercarse. Esta vez lo hizo. Se sentó a su lado, pero alejado para que ella no dejase su lectura y volviese la vista hacia él. Se puso a pintarla. No le hacía falta mirarla, creía conocerla perfectamente, cada rincón de su alma, cada palmo de su piel. Ella era lo que su imaginación le dictaba. Cuando terminó, arrancó la hoja de su cuaderno, escribió una nota, la dejó a su lado y se marchó. La nota decía: «Nunca he dejado de esperarte». Al cabo de un rato ella cerró el libro, se levantó y se fue sin ver la hoja de papel.

 

 

 

Escrito hace mucho tiempo, sin fecha recordable y en Jaén en la boda de José Luis e Inma el 21 de septiembre de 2025.

Rubén Cabecera Soriano.

@EnCabecera

https://encabecera.blogspot.com.es/