Solastalgia (parte iii).


 

El crecimiento desaforado que inspira a los seres humanos desde el capitalismo imperante requiere fundamentalmente de grandes recursos. No hay recursos ilimitados en la Tierra. No los hay con nuestra capacidad tecnológica actual. El 1964 el astrofísico soviético Nikolái Kardashev publicó en el número 2 del volumen 41 de la revista Astronomicheskii Zhurnal un artículo que contenía una propuesta de clasificación de las civilizaciones que podrían poblar el universo, entre ellas, la humana. Su estudio fue publicado bajo el título traducido del ruso “Transmission of Information by Extraterrestrial Civilizations”. Se trata de una escala que determina el nivel de evolución tecnológica de una civilización relacionándola fundamentalmente con su habilidad para aprovechar los recursos energéticos de su entorno. Esta escala establecía tres niveles principales: 

 

Tipo I correspondiente con una Civilización Planetaria, esto es, aquella civilización que ha desarrollado una tecnología que le permite aprovechar toda la energía disponible en su planeta. En su momento Kardashev determinó que la cantidad de energía disponible por segundo que se consumiría, potencia, en definitiva, estaría en el entorno de 4x10E19erg/sec, esto es, en unidades del sistema internacional, 4x10E12W. Es una cifra desmesurada que se escapa a nuestro entendimiento, pero por intentar poner en cierto contexto, un pequeño y moderno televisor puede consumir unos 100W, por tanto, si pudiésemos aprovechar la potencia energética disponible en un planeta medio, tipo Tierra, atendiendo a los números de Kardashev, podríamos mantener encendidos 40.000.000.000 televisores. Hay unos 8.000.000.000 millones de personas habitando el mundo hoy en día, con lo que cada persona podría mantener encendidos 5 televisores de forma permanente. Tanta televisión me horroriza. Sin embargo, estudios más recientes establecen que la potencia energética disponible en la Tierra en la actualidad es más bien de 1,74×10E17W, es decir, que cada habitante podría tener unos 217.500 televisores encendidos de forma permanente… Con el nivel de desarrollo tecnológico actual, aún no hemos alcanzado el nivel tipo I en la escala de Kardashev. Estamos aproximadamente a un 25% de alcanzarlo y llegar al nivel I nos llevará aún al menos 100 años y supondrá el control de la energía de fusión. Claro, esto solo ocurrirá si en el transcurso de ese tiempo no hemos aniquilado la vida en la Tierra tal y como la conocemos hoy en día. La realidad es que el crecimiento exacerbado en el que el capitalismo nos ha introducido pone en riesgo lograr este hito que, en mi opinión, solo sería alcanzable para una civilización auténticamente global, en la que la energía fuese la moneda de cambio y por tanto la base económica de la civilización, en la que se permitiese un intercambio auténticamente justo, basado precisamente en el consumo de energía de los bienes y servicios: las cosas valdrían lo que energéticamente se consume para producirlas y generarlas. Este escenario de “energonomía” o “energionomía” nos llevaría, teóricamente, a una situación de desarrollo tecnológico que minimizaría el impacto de la producción en el medio ambiente puesto que estaría relacionado de forma inversamente proporcional con el consumo para producirlo. Es más, utópicamente podemos inferir que con una cantidad prácticamente inagotable de energía disponible, los grandes males de la historia de la humanidad irían desapareciendo con la evolución de la civilización humana desde el tipo I al tipo II.

 

Tipo II correspondiente con una Civilización Estelar. Se trata de una civilización que sería capaz de aprovechar toda la potencia disponible de una única estrella, en el caso de la Tierra sería nuestro Sol. Para Kardashev esto arrojaba una potencia disponible de unos 4x10E33 erg/sec, es decir, 4x10E26W, una cifra absolutamente inabarcable para la mente humana y que en términos actuales significaría energía infinita. Hoy en día se estima que el sol proporciona aproximadamente 3,86×10E26W, de modo que la aproximación de Kardashev era ciertamente buena. Además, Kardashev consideraba que esta cantidad de energía disponible procedente de nuestra estrella permitiría la construcción de una Esfera de Dyson quien teorizó sobre esta megainfraestrcutura esférica de radio planetario que contendría al sol y a la Tierra y, al menos, el resto de planetas más cercanos, en su artículo publicado en la revista Science el 3 de junio de 1960 bajo el título “Search for Artificial Stellar Sources of Infrared Radiation”. Tal vez podríamos llegar a alcanzar este nivel de desarrollo tecnológico en unos pocos miles de años.

 

Tipo III correspondiente con una Civilización Galáctica. Esta es una civilización capaz de aprovechar toda la potencia energética disponible de una galaxia entera, sería posible para esta galaxia controlar la energía de miles de millones de estrellas. Una civilización de estas características podría aprovechar aproximadamente 4x10E44 erg/sec, es decir, 4x10E37W. Llegar a este estadio de desarrollo nos llevaría más tiempo del que llevamos en la Tierra.

 

Al margen de la originalidad y aparente validez de la escala de Kardashev, se han propuesto recientemente prolongaciones a la escala, creándose nuevos tipos que entran dentro de la ciencia ficción si ya no lo era una civilización tipo III. Existe la Tipo IV correspondiente a una civilización que puede aprovechar la energía de un supercúmulo galáctico o incluso la totalidad del universo visible. Y también la Tipo V que se corresponde con una civilización que puede aprovechar la energía de múltiples universos (multiversos). En la práctica estos dos tipos de civilizaciones y, en realidad, también la Tipo III suponen una entelequia para la mente humana.

 

Alcanzar una civilización Tipo I para la humanidad es un reto que trasciende lo meramente tecnológico y abarca lo político, social y económico. Llegar a ese estadio supondría un desarrollo global sin fronteras, sin límites, sin precedentes. No creo que la humanidad esté preparada, asumiendo que se llegue a alcanzar el estadio I, para afrontar ese desarrollo tecnológico de la mano de una única nación y, de ser así, dicha nación sometería al resto sin remisión. Este escenario provocaría una subyugación de tal magnitud para aquellos que no estuvieran en posesión de la tecnología que provocaría una revolución asociada a una guerra que traería una inmensa destrucción y terrible dolor y que solo podría acabar con un vencedor, aunque la historia nunca olvidaría los hechos. Por tanto, más nos vale que seamos capaces de avanzar política, social y económicamente lo suficiente antes de alcanzar el citado nivel I o la Tierra se verá sumida en un período terriblemente oscuro cuya salida, con suerte, llegará, pero estará maldita de nacimiento.

 

 

 

Imagen: primera página del artículo “Transmission of Information by Extraterrestrial Civilizations” de Kardashec, https://ui.adsabs.harvard.edu/abs/1964SvA.....8..217K/abstract.

En Mérida y Cádiz, a 27 de julio de 2025.

Rubén Cabecera Soriano.

@EnCabecera

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