Epílogo... con esto es suficiente.


Amar y perdonar… con esto es suficiente. Si en vuestra vida aprendéis a amar y sois capaces de perdonar, seréis todo lo maravilloso que una persona puede ser. Debo advertiros que no es fácil, es un ejercicio que requiere un compromiso extremo y supone una gran responsabilidad, pero, sobre todo, es necesario que antes de amar y perdonar a los demás, seáis capaces de amaros y perdonaros a vosotros mismos. No seréis capaces de poner en practicar esas emociones y, en consecuencia, de experimentarlas con los demás si antes no lo hacéis con vosotros mismos. No os dejéis engañar por la sencillez de este epílogo, sed cautos y precavidos: amarse y perdonarse a uno mismo es complejo y difícil, requiere conocerse y aceptarse, eludir la envidia que en nosotros provocarán otras personas que habrán logrado cosas que deseamos profundamente, a veces alcanzables, otras veces no, y ser conscientes de qué queremos lograr y qué podemos lograr; requiere superar el sufrimiento que, mientras maduráis —y no dejaréis de hacerlo nunca—, os va transformando mientras aquello que deseáis puede escaparse; requiere un alto nivel de consciencia de lo que os rodea para entender bien lo que sois; requiere evitar comparaciones, pues sois distintos a todos y por ello especiales, incluso aunque os resulte increíble; requiere constancia y permanencia, pero al mismo tiempo flexibilidad y modulación para afrontar con solvencia todo lo que os acontecerá. Como veis amarse y perdonarse a uno mismo supone un gran esfuerzo. Es un ejercicio de humildad y retrospección, no de resignación y por eso es necesario que profundicéis en vosotros, que os dirijáis sin miedo a vuestro interior navegando entre vuestras emociones intentando entenderlas y gestionarlas sin que os dominen, pero al mismo tiempo ofreciéndoles la libertad suficiente para que podáis libraros de ataduras y prejuicios que sobre vosotros, como sobre cualquier otra persona, surgen y se instauran por el mero hecho de ser seres humanos, por el mero hecho de vivir en sociedad. Sobre esto, puedo anticiparos que no debéis preocuparos, aunque os parezca un mundo, pero es necesario que estéis vigilantes y atentos. Es así. Y así debe ser. Conocerse es un proceso que dura toda la vida y que seguramente nunca lleguéis a completar porque nuestro ser físico y nuestra consciencia mental, todo lo que somos y lo que queremos ser es variable, a veces voluble, y depende de infinidad de factores, además, muchos de ellos —ya lo siento— no dependen de vosotros. Debéis, eso sí, procurar tener cubiertas vuestras necesidades físicas, pero nunca olvidar las emocionales. Vosotros seréis quienes seáis y no siempre quienes queráis ser, aunque debéis esforzaros en lograrlo, pero, en parte sois lo que os han hecho ser y, aunque según vayáis creciendo podréis ir matizando y depurando aquello que no os entusiasme y podréis conciliar y moldear ciertas cosas, otras estarán con vosotros siempre, así que debéis comprenderos para poder amaros y perdonaros a vosotros mismos. Si lo lográis, tendréis gran parte del camino hecho. Viviréis una vida plena y seréis felices cuando améis y perdonéis, porque lo habréis hecho antes con vosotros, os lo puedo asegurar.



A mis hijos. 


Imagen creada por el autor con IA.

En Mérida, a 30 de junio de 2024.

Rubén Cabecera Soriano.

@EnCabecera

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