Aquí, ahora, siempre.




Seré breve. Hoy toca prepararse para lo que nos trae el nuevo año, así que no os aburriré con mi prosa enrevesada. Dos mil dieciséis ha terminado, bienvenido dos mil diecisiete. No tiene tanta importancia como se le quiere dar, no es más que un día en el calendario, en un calendario. 

Sin embargo, quiero trasladar mi sentir. Este año han pasado muchas cosas, unas mejores y otras peores, unas tristes, otras alegres, perdimos a gente, pero encontramos otra, unos se fueron, otros vendrán, lo mismo que pasará el próximo año. Exactamente igual. Las buenas nos harán sonreír, las malas llorar. 

Sin embargo, todo lo que ha ocurrido lo he vivido en compañía y por eso quiero daros las gracias. Gracias a todos por el año que habéis compartido conmigo, gracias por estar ahí cuando os he necesitado, gracias por permitirme ayudaros, gracias por comprender, gracias por perdonar, sencillamente gracias. Gracias incluso a aquellos que no me habéis querido bien —alguno habrá, pocos, espero—, o a los que me habéis querido hacer daño, gracias porque me habéis hecho más fuerte. A todos os deseo felicidad, a todos os digo: Vive, aquí, ahora, siempre. 

Yo, por mi parte, deciros, sin embargo, que la felicidad solo puede llegar desde el amor. Ama para ser feliz, ama y serás feliz. La felicidad se alcanza desde el sosiego, desde la reflexión, aprende a disfrutar del amor, de la amistad, del descanso, del juego, y desdeña lo material, solo provoca envidias, celos, rencores. Quiere a los tuyos como ellos te quieren a ti, dales cariño porque es lo que recibirás. No me cabe ninguna duda, ninguna.


Imagen: felicitación rutina 2017, Rubén y Cristina


En Mérida a 30 de diciembre de 2016.
Rubén Cabecera Soriano.

@EnCabecera

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