Entrevista a la Muerte. (Parte iii y final)



—Bueno, supongo que ya toca hablar de algo más serio. Han sido unos cuantos chascarrillos entretenidos, alguno de ellos incluso divertido, pero lo que te voy a contar ahora requiere toda tu atención. Este es en realidad el verdadero motivo por el que he aceptado la entrevista. Entendí que se trataba de una inmejorable oportunidad para hacer ver a los humanos qué es la muerte realmente. No tanto quién soy yo, puesto que eso es algo que, al fin y al cabo, carece de importancia, o incluso quién es la Vida, puesto que, incluso ella, en último extremo, dándonos la vida nos condena a la muerte, pero la primera es una cualidad que, una vez recibida, está en nosotros, forma parte de nuestro ser y es su pérdida lo que hace trascendente el proceso. —La Muerte se removió algo inquieta en su asiento—. Estáis confundidos. —El periodista la miró extrañado—. Todos vosotros, los humanos, estáis confundidos. Creéis que morir es el fin. Sin embargo, morir forma parte de la vida, es un paso más, como lo es crecer, madurar, envejecer. Es cierto que morir es seguramente el acontecimiento más doloroso en la vida, pero no es doloroso para el que muere, sino para el que sigue vivo. El que ha muerto, muerto está, aunque no sea el fin para él, como ahora verás. El que vive y ve morir es el que realmente le tiene miedo a la muerte porque será él el que sufra la pérdida, será el que sienta el dolor de la desaparición de un ser vivo que ha dejado de estarlo, pero esto es secundario, créeme. La muerte es tan solo la pérdida de la vida. El que muere no desaparece, sigue vivo entre los vivos y, seguramente, lo seguirá estando por mucho tiempo, tanto que el dolor que su desaparición provocó desaparecerá como él mismo lo hizo al morir.

»Morir no es doloroso. Es cierto que se sufre hasta alcanzar la muerte en muchos casos. Ya te expliqué antes a qué se debe este hecho. Pero esta muerte natural de los humanos no supone, como te digo, la extinción de ese ser. El recuerdo es más fuerte que la muerte, el recuerdo perdura y sobrevive a la muerte. El recuerdo me vence, el recuerdo le vence incluso a la Vida porque, en su natural transcurrir, se puede volver a tiempos pasados mientras se vive y, cuando se muere, otros te devuelven a la vida con su memoria.

»Los humanos estáis tan equivocados. Vuestra muerte solo significa que dejaréis de hacer cosas vivos, pero vuestra historia sigue, tanto la individual como la colectiva. Esto no quiere decir que, una vez muerto, viva más el más famoso por lo que haya hecho o dicho. No, no te equivoques. Seguramente su recuerdo tangible, fíjate que paradoja, ayude a que ese personaje perdure más entre los vivos por las numerosas reseñas que sobre él, los mismos vivos encontrarán, pero aquellos que mueren no dejan de ser recordados por más que no exista ya nadie que directamente se acuerde de él. Los seres vivos morís, pero seguís, formáis parte de algo hermoso, magnífico, maravilloso, formáis parte de la Vida, de la verdadera Vida, no de esta señora rencorosa de la que te he hablado a la que, seguramente, le provoco mucha envidia y por eso me maltrata. Me refiero a la Vida, al conjunto de lo que existe y sigue existiendo por más que alguno de vosotros muera y del que, a pesar de haber muerto seguís formando parte. Sois Vida, incluso después de muertos, sois su recuerdo presente una vez que vuestro cuerpo físico ha dejado de vivir.

»Deberíais ser mucho más cuidadoso, deberíais quereros más, cuidaros más los unos a los otros, respetaros más y respetar todo lo que os rodea porque todo lo que os rodea sois vosotros y solo moriréis de vuestra propia vida, pero no de la gran Vida de la que formáis parte por más que os parezca que ya no estáis presente.

»Ahora me gustaría que te marchases ya, estoy cansada y quiero aprovechar este breve instante de descanso que me he concedido y que espero que la Vida no me tenga demasiado en cuenta. Solo te pido una cosa, cuéntale a todos esto que hemos hablado. No es que tenga grandes esperanzas al respecto, no creo que pueda cambiar demasiado esta conversación, pero, al menos, tendré la conciencia tranquila. Sabré que hice lo que debía. Adiós.

El periodista contempla cómo la muerte cierra pausadamente los ojos. Es la primera vez que descansa desde hace tanto tiempo, que su breve sueño empaña el ambiente y así lo siente el reportero que se levanta sin hacer ruido y se retira sigilosamente con un silencioso adiós que nadie oye.


Imagen: www.teleuniversotv.com


En Mérida a 24 de junio de 2016.
Rubén Cabecera Soriano.

@EnCabecera