De tu cuerpo.



Tu cuerpo es precioso. Sé que me dirás que no soy objetivo, al fin y al cabo soy tu padre, pero tú tampoco lo serás cuando pienses que es horrible, que a nadie le gusta, que no tiene nada bello. No serás justo contigo porque odiarás tener las piernas torcidas, el cabello rizado o los labios carnosos, porque tus manos serán anchas, tus pies estrechos o tus rodillas grandes, porque tu pelo será rubio o moreno, tus ojos azules o marrones o tu piel clara u oscura, porque tendrás la cabeza grande, serás bajo o gordo, no te querrás por todas esas cosas y muchas más. Estás equivocado, lo siento, pero así es. Seguramente no pueda decir que tus piernas sean rectas, tu cabello liso, tus labios delicados, tus manos esbeltas, tus pies proporcionados, tus rodillas finas, tu pelo moreno o rubio, tus ojos marrones o azules, tu piel oscura o clara, tu cabeza pequeña, seas alto o delgado, sin embargo, incluso a pesar de todo eso, tu cuerpo será hermoso porque será tuyo, será único. Eso es lo que lo hace especial y hermoso. Es posible que no quieras oírme si te digo todo eso. Lo entiendo, pero procura no desoír a quien sepa apreciarte a pesar de que te veas como lo contrario de lo que deseas ser, puesto que esa persona te valorará por lo que eres, no por lo que quieres ser.

Envidiarás la nariz de tus amigos, los ojos de algunos actores, la boca de los presentadores, las piernas de ciertos deportistas. Buscarás en los demás aquello que crees no tener. No lo entenderás, pero te verás horrible y, créeme, no lo serás. Tu cuerpo es tuyo, tal y como es, y no es ni mejor ni peor que el de otros, simplemente es diferente, con sus perfectas imperfecciones. Y serán esas diferencias las que te hagan dudar de su perfección. Deberás superar la comparación porque esa será tu peor enemigo. Tu cuerpo es el que la naturaleza ha esbozado para ti, y es tu responsabilidad cuidarlo y tratarlo como se merece. Los “más que” son creación del hombre, un maldito cotejo que solo sirve para hundir a unos a costa del ensalzamiento de otros: Injusto, terriblemente injusto, pero no por ello irreal, así que deberás aprender a enfrentarte a esa realidad y superarla sin que te afecte más de lo que debe, porque debes saber que te afectará, solo que pasará, por mucho que pienses que siempre será así, por mucho que creas que tu sufrimiento durará para siempre, deberás aprender a aceptarte, pero no con resignación, sino con la alegría de quien ve hermoso lo que tiene porque realmente lo es. Quién es aquel que se atreve a llamar feo a alguien por el hecho de compararlo con otro que supuestamente lo es menos. Nadie tiene esa potestad, absolutamente nadie y quien pretende ejercerla es un necio incapaz de reconocer las cualidades de los demás y, posiblemente, solo pretenda ejercer esa atribución para esconder sus propios complejos.

Sí, efectivamente, serán esos complejos que te inculcarán a sangre y espada los que te harán daño, y no solo los lanzarán contra ti algunos malnacidos, también lo hará la sociedad que fijará unos denigrantes “cánones de belleza” —así los llaman— a los que si no llegas, si nos los alcanzas, te dirán, serás un monstruo alejado de la hermosura. No les hagas caso, por favor; huye de ellos, son mortíferos y malsanos. Solo esconden intereses pecuniarios para beneficio exclusivo de propios y extraños, fuera de tu alcance, aprovechándose de tu debilidad, de nuestra debilidad. Intentarán convencerte de que lo mejor es ser rubio si eres moreno y ser alto si eres bajo y pondrán todos los medios a su alcance para que te rindas a sus sinrazones con la finalidad de que consumas lo que te ofrecen para parecerte a lo que ellos quieren que seas. Niégalo, tú eres tú, eres tu cuerpo, eres tu mente, eres un todo maravilloso y debes disfrutar de todo tu ser y enorgullecerte de él desde la humildad.

Tendrás que soportar las burlas de muchos, te dolerán, sobre todo, las que vengan de quienes considerabas tus amigos. Deberás ser fuerte y soportarlas. No tienes por qué comportarte estoicamente y sufrirlas en silencio. Defiéndete, pero no contra ellos, sino contra ti mismo y procura entender que eso que te dicen, verdad o mentira, no lo dicen porque sea verdad o mentira, sino porque buscan ver tu dolor, eso les divierte. Así somos los seres humanos. No creas sus ridículas descripciones de tu cuerpo, no pienses que se refieren a él viendo lo que es, piensa que solo lo hacen porque creen que conseguirán hacerte sentir mal y eso les distrae de sus propias preocupaciones, eso solo denota en ellos sus innumerables e incomprensibles prejuicios.

A pesar de todo, debo advertirte que no has de abandonarte, es tu cuerpo lo que te mantiene en vida y la vida es lo más preciado que tienes. Has de cuidarlo, es tu obligación, es el compromiso que adquieres con él, poco importará lo bonito que pueda ser si lo descuidas y lo desprecias, poco importará lo hermoso que te digan que es si su belleza, pasajera, no lo olvides, no se atiende como merece, pero cuídate muy mucho de remilgos y presunciones, sé humilde con y por tu cuerpo, no es más que el de nadie y es el único que tienes. Cuídalo y él te cuidará.


A mis hijos.

Fotografía: www.taringa.net

Plasencia a 12 de marzo de 2016.

Rubén Cabecera Soriano.