Me gustan tus pechos.


Me gustan tus pechos, tienen historia. Los conozco. Han sido, son y serán maravillosos. No hubo adolescencia conmigo. Aparecieron ya de mujer, pero luego dieron vida amantando a nuestros hijos. Cómo no voy a quererlos. Cómo no me van a gustar. Sí, tienen historia. Nuestra historia. Firmes y orgullosos, lo siguen siendo, solo hace falta mirarlos como se merecen, y no me convencerá quien diga que el tiempo pasó por ellos, es la vida la que les aconteció. Igual que lo hizo conmigo.

Me gustan tus pechos, son sabios. Conocieron lo bueno y lo malo. Las penurias y las bondades del hombre los hicieron ser lo que son y seguirán siendo. Su experiencia es tu vida y la mía.

Me gustan tus pechos, son tuyos. Te pertenecen. Por eso los quiero. No podrás convencerme de que no son deseables. No podrás convencerme de que cayeron. No hay fuerza que les pueda vencer. Lo sé. Los he visto.

Me gustan tus pechos, son suaves. Podría contar todos y cada uno de los instantes que han estado entre mis manos erizándose, contrayéndose, excitándose, y todos y cada uno de esos instantes fueron hermosos.

Me gustan tus pechos, me conocen. Intiman conmigo. Me cuentan sus historias y yo las escucho complacido y paciente: A veces solemnes, otras sencillas y espontáneas, a veces son largas y otras son cortas, pero siempre admirables, siempre admiradas.

Me gustan tus pechos, me saben a ti. Te reconozco en ellos. No hay mejor sabor que satisfaga paladar alguno por exquisito que este pueda ser.

Me gustan tus pechos, su geometría variable. Es hermosa, orgánica, curvada y sinuosa. Proyectan su esencia contra mi cuerpo amoldándose perfectamente a mis ángulos y recovecos. Acunan mi cabeza guardándome de todo mal. Son mi almohada perfecta, consuelo en mi frustración.

Me gustan tus pechos, son míos. Los tengo y eso me hace feliz.


A Cristina.

Imagen: Aguada y acuarela en papel. Rubén Cabecera Soriano.



Mérida a 19 de enero de 2016.

Rubén Cabecera Soriano.