Algo de poesía de amor y desamor.


No quiero pensar que te estoy utilizando porque en mi corazón aún quedan lágrimas que no quisieron salir,
lágrimas que se van congelando y astillan la parte de mi alma que aún te pertenece y que no quiero recuperar.

Tan solo espero que no sea la excusa que busco, pues no quiero que te conviertas en un medio para que mi dolor se entierre.

Quiero saber si sufres,
quiero que sufras, no es lo que deseo, es lo que mi corazón me pide que sienta,
pero no lloraré las lágrimas congeladas por tu amor, sino por tu traición.

No quiero luchar con ese sentimiento, mas brea en mi interior, pero ahora que se va no sé si lo echo de menos, qué decepción cuando descubro que no es eterno el amor.

En mi jardín cuando, aún de día, una sombra se interpone entre mi rostro y el sol, los más dulces olores flotan a mi alrededor,
y entonces estoy convencido de que me acerco a lo bello, pero no sé describirlo para ti, reconozco que lo intento solo para mí.
Lo siento...,
aprenderé.

Cándida luz la que mi alma templa.
¿Qué lugar ocupa pues en mi corazón aquello que no pedí y que ni siquiera se me permite agradecer?
¿Cómo describir aquello que en sí solo se puede vivir?
Se podría, supongo, narrar cada instante, pero no serían más que palabras, una inútil sucesión de hechos incomprensibles, desalmados...,
y qué hay de las sensaciones, del calor, del contacto y del roce, del susurro, del dolor, 
qué de los labios, los dedos, la cintura, toda la piel,
qué de la luz y de la oscuridad,
qué de la penumbra,
qué hay de la ternura y de la caricia, de la inspiración y del sosiego,
qué del abrazo,
qué hay del cielo y de la tierra, de la luna y del sol,
qué de los cuerpos fundidos en la pausa del momento,
qué hay de los ojos perdidos y de la respiración en el silencio.
¿Acaso ofrezco en el rastro de tinta que dejo todo esto?
Qué afrenta sería pretender que estas letras fueran todo aquello,
ni tan siquiera remembranza,
qué presuntuosa es mi pluma, qué presuntuosa.

Imagen: rcs


Mérida, 2005 (muy probablemente anterior) y Plasencia a 2 de enero de 2016.

Rubén Cabecera Soriano.