Solo un Rato de amnistía.


El 4 de junio de 2012 se publica en el Boletín Oficial del Estado la Orden del Ministerio de Hacienda HAP/1182/2012, de 31 de mayo por la que se desarrolla la disposición adicional primera del Real Decreto-ley 12/2012, de 30 de marzo, por el que se introducen diversas medidas tributarias y administrativas dirigidas a la reducción del déficit público. Esta orden permitía la realización de una “declaración tributaria especial”, que es un circunloquio para indicar que se permite la afloración de bienes o derecho no declarados a 31 de diciembre de 2010. Esta declaración especial producía unos efectos (Artículo 6) sumamente inquietantes o interesantes, según se mire: Tributando esos bienes o derechos al 10% -aunque finalmente ni tan siquiera se llegó a esa cifra- las personas o entidades que realicen el ingreso correspondiente “regularizarán su situación tributaria respecto del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, del Impuesto sobre Sociedades o del Impuesto sobre la Renta de no Residente, según proceda”. Bien vista esta circunstancia, tenía la esperanza de que el Gobierno no realizase ninguna campaña de concienciación para convencernos a todos los españoles de que Hacienda somos todos o frases publicitarias de ese calado que tan bien quedan en los carteles de las autovías españolas, pagadas, por cierto, con los impuestos de los que sí declaramos religiosamente nuestros ingresos, y utilizadas también, sin embargo, por los que decidieron que les era más rentable engañar al fisco. Al menos el gobierno no ha tenido la desfachatez de publicitarse como adalid recaudatorio de los españoles, habría sido el colmo. Por descontado, todo son facilidades para presentar dicha declaración: Puede hacerse telemáticamente, se dio un plazo más que razonable, el BOE incorpora un modelo para que nadie tenga dudas si debe utilizarse el tradicional modelo 750 u otro especial. En fin, una invitación a quedar bien con el estado a un precio muy económico que permite dormir tranquilos a los defraudadores. Llama poderosamente la atención el apartado en que se hace referencia al dinero efectivo –dinero negro, B, o cualquier otra designación que se nos ocurra-, pues bien, dice así: “… será suficiente la manifestación, a través del modelo de declaración, de ser titular del mismo con anterioridad a 31 de diciembre de 2010.” ¿Tan fácil? Pues sí, tan fácil. Sin palabras.

En mi humilde opinión esto es una clara invitación para que todos obremos de idéntica forma, es decir, si en condiciones normales debemos pagar impuestos tipo IVA que van del 4% al 21%, sufrimos retenciones sobre nuestro trabajo –aquellos con la suerte de poder trabajar- que llegan hasta el 47%, sin perder de vista otros impuestos como el IBI, tasas municipales, etc., a sabiendas de que antes o después el gobierno de turno decretará una amnistía fiscal, solo hay que esperar para que, llegada la susodicha, nuestras rentas queden perfectamente regularizadas. Al fin y al cabo así es mucho más barato. Tal vez tenga que pagarme mi propia sanidad –tendencia que parece ir concretándose cada vez más- y seguramente deba llevar a mis hijos a colegios privados –para cuando les toque es posible que ya ni existan colegios públicos-, pero bueno, supongo que tendré más dinero para hacerlo porque habré dejado de pagar impuestos. Tal vez el único problema algo más grave sea el de las carreteras, pero, bien pensado, si no tenemos carreteras o las que hay se convierten en inservibles porque no hay dinero procedente de la recaudación de impuestos de todos para mantenerlas, con no coger el coche es suficiente, seguro que a algún iluminado –del gobierno de turno- se le ocurre la genial idea de decir que esto es positivo para el cambio climático.

Y, por favor, que no me vengan diciendo que estos del PP se las gastan así, porque es verdad, se las gastan así, pero ya hubo otras amnistías fiscales llevadas a cabo por el PSOE de la mano de Felipe González con sus acólitos Boyer y Solchaga en 1984 y 1991 respectivamente. Así pues, ni tan siquiera el recurso de inconstitucionalidad presentado por el partido socialista ante esta última acción fiscal del partido popular le salva de la quema, aunque más adelante podrá comprobarse qué papel puede llegar a jugar dicho recurso.

Solo hay una cosa que me inquieta, al tiempo me asombra, y no alcanzo a entender cómo ha podido escapárseles a estos ministeriales –me gustaría pensar que no ha sido casualidad, aunque la explicación tardará aún algo en llegar-. Se trata de que, aquellos que han procedido con la regularización de sus bienes, si la actividad que generó ese capital era ilícita son susceptibles de ser perseguidos. A nadie se le escapará que esta medida fiscal promovida por el Gobierno ha generado un agujero –negro, sin lugar a dudas- por el que se han colado ingresos procedentes del narcotráfico, de la trata de personas, de la venta de armas, de la corrupción y de toda suerte de actividad delictiva. Pues bien, resulta que si el dinero que regularizas procede de una de esas actividades ilícitas la amnistía tiene límites y pueden perseguirte… Faltaría más. En caso contrario, el supuesto que planteaba hace unas líneas se convertiría en Ancha es Castilla y todos a delinquir a diestro y siniestro, a extorsionar, a secuestrar, a asesinar, a vender drogas y armas, a desfalcar, etc., que, después, con la amnistía fiscal de papá gobierno todos nos limpiamos; algo así como lo que ocurre con la bendición “Urbi et Orbi” del papá quien, dos veces al año, por la gracia divina concedida divinamente, nos perdona todos los pecados cometidos así, porque sí, con algunas limitaciones establecidas por el Derecho Canónico, eso sí, tal y como ocurre con la amnistía fiscal. Estoy deseando ver al próximo presidente del gobierno español asomarse a una ventana del Ministerio de Hacienda y, haciendo ostentosos e histriónicos gestos, perdonar todos los delitos fiscales, o no, de los presentes –téngase en cuenta que ya ocurre algo parecido con los indultos propuestos por los cofrades durante la semana santa-.

Pues bien, al parecer esta amnistía solo es de carácter fiscal –lástima la estrechez de miras del gobierno- y ahora algunos se llevan las manos a la cabeza al comprobar cómo el señor Rato es detenido porque, presuntamente –como no podía ser de otro modo-, ha cometido algún delito para obtener el dinero con el que se vanagloria –en círculos privados- de haberse acogido a esa amnistía que su colega y compañero, el señor Montoro, promovió en 2012. Pero como mi mente es retorcida y mi desconfianza hacia la clase política alcanza, si no supera, la media española, mucho me temo que esto no sea más que un espectáculo preelectoral que le viene maravillosamente bien al partido popular y que terminará con el señor Rato recuperando algún asiento en el consejo de dirección de alguna empresa depositaria de los favores del gobierno, habiendo escapado impunemente del proceso judicial al que se verá sometido aduciendo inseguridad jurídica al no ser suficientemente específica la Orden Ministerial aprobada en el 2012 y existir un recurso de inconstitucionalidad presentado por el PSOE, así como por el uso que la Agencia Tributaria pueda hacer de la información declarada en el proceso de regularización. Valoren ustedes.




Fotografía: El Mundo.

Mérida a 19 de abril de 2015.

Rubén Cabecera Soriano.