Parado, en silencio, con los ojos cerrados, firme en la arena mojada de
la mañana. Acompañado del suave e infinito rugir del mar. Oyéndome desde muy
dentro, me encuentro. Siempre ha sido así. Ahora recuerdo por qué me gusta el
mar. Me siento pequeño, maravillosamente pequeño.
Fotografía: Rubén
Cabecera Soriano
Isla Cristina a 2 de mayo de 2014.