Me gustaría saber, sin animadversión, sin rencor,
con franqueza y sin el menor atisbo de sarcasmo, qué busca de verdad quien
pretende la independencia, quien quiere marcharse cuando todos debemos sumar,
aportar, ayudarnos, permanecer unidos para afrontar las dificultades. No estoy hablando del hecho en sí de quererla, que como cualquier
deseo puede o no estar justificado, hablo de la finalidad, de los objetivos que
se esconden tras la secesión y que ningún discurso político parece querer o
poder explicar.
Nunca he tenido la sensación de no ser de allí más
que de aquí, tal vez porque también he estado allí, he escuchado su música, he
leído sus libros, hablado con su gente, probado su comida y nunca me he sentido
rechazado por mi origen como tampoco les rechazo a ellos por el suyo. Mi
incomprensión es, pues, total, aún así me pregunto qué hay tras ese sentimiento
que yo y muchos como yo no promovimos; me pregunto qué esconde ese hacer y
quién y con qué intención lo genera:
Si lo que se busca es evitar la represión, mi
respuesta es que aquí ya no hay represión, no la veo y si alguien la siente o, en un extremo supuesto, la sufre, juntos podemos acabar con ella.
Si es una cuestión identitaria, mi respuesta es que nadie impide expresar la identidad
de cada cual.
Si es apego al territorio, mi respuesta es que uno
es libre de ser de dónde quiera, incluso si alguien quiere impedírselo, más
allá de nombres propios de regiones.
Si es una cuestión cultural, mi respuesta es la
pregunta ¿quién impide aquí manifestar la cultura de cada uno?
Si es una cuestión histórica, mi respuesta es que se
lea toda la historia y no solo una parte.
Si es un asunto político, mi respuesta es que la
política ya no existe, está desvirtuada, manipulada, es un acervo ingente de
marionetas danzando al son del poderoso, cuya finalidad es confundirnos con
algo para tener mano libre en lo otro.
Ahora bien si es una cuestión de odio, solo abrigo
pena por quién así se sienta y para eso es difícil encontrar solución más allá
de uno mismo; y si es una cuestión de egoísmo, solo puedo ofrecer mi solidaridad
para contrarrestarla.
Rubén
Cabecera Soriano.
Mérida
a 21 de septiembre de 2012.
Hay una parte de sentimiento, otra económica y de utilidad o conveniencia política. Cada persona es un mundo.
ResponderEliminarLas que duelen son las económicas y las de odio... de verdad. Las otras, en fin, cada persona es un mundo.
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